5 destinos de verano llenos de color

Viaja por Europa a través de sus tonalidades.

Dicen que los recuerdos también tienen color. Que cuando volvemos mentalmente a un lugar, lo que aparece primero no es una calle, una comida o un nombre, sino un tono: el azul de un lago, el rojo de una fachada, el dorado de una puesta de sol.

Hay recuerdos que nos asaltan en forma de aroma, de melodía, de un gesto familiar… y otros, simplemente, como un destello de color. En Les couleurs de nos souvenirs (Los colores de nuestros recuerdos), el historiador Michel Pastoureau sostiene que el color no es solo una percepción visual, sino también un poderoso lugar de memoria, una fuente de placer y una invitación a la ensoñación.

Y es que, firmemente, creemos que los colores también son la memoria de nuestros viajes. ¿Quién no ha regresado de unas vacaciones con un tono grabado en la mente? El azul hipnótico de un mar idílico, el verde inabarcable de un valle sereno o el fucsia vibrante de unas flores que parecían sacadas de un sueño.

Inspirados en su obra, trazamos una pequeña guía visual de cinco destinos europeos que se impregnan de color en verano. Cinco viajes, cinco gamas cromáticas que no solo se miran, sino que se sienten. Colores que hablan de lugares, de estaciones, de formas de estar. Y esta vez, con un detalle extra: una pista concreta en cada destino para que sepas exactamente dónde encontrar ese color al que volverás —sin darte cuenta— con la memoria.

Aquí van 5 destinos para este verano que se recuerdan en color

Campo cubierto de hortensias malva en plena floración, con colinas verdes y un cielo azul claro de fondo, reflejando la mezcla de naturaleza salvaje y colores vibrantes típicos del verano en las Azores.

Azores | El malva de las hortensias

Un archipiélago en medio del Atlántico. Un soplo de vegetación salvaje. Un paisaje donde la lava se funde con el agua. Si algo define el verano en las Azores, es el malva intenso de las hortensias.

Las Azores no solo son verdes: en junio y julio se tornan lilas, cubiertas por miles de flores que brotan al borde de las carreteras, en los campos y en las laderas, como si alguien hubiera rociado todo el paisaje con un filtro de nostalgia suave.

El malva aquí no es un detalle, sino una atmósfera. Un color que invade el entorno, que se funde con el azul del océano y el verde de la vegetación.

Tip visual: Miradouro do Pico do Carvão (isla de São Miguel)

A finales de junio o en julio, este mirador —situado junto a la carretera— ofrece unas vistas espectaculares tanto de la parte norte como de la sur de la isla. Desde aquí se divisan la Lagoa Rasa y la Lagoa do Canário, enmarcadas por hortensias en flor. Dos lagunas —una azul, otra verde— rodeadas de vegetación exuberante, como si fueran una acuarela viva.

Tip visual: Igreja de São Nicolau

Esta iglesia no solo destaca por su sobria y elegante arquitectura, sino por el camino que la precede: un sendero largo flanqueado por hortensias y altos árboles que intensifican su atmósfera mágica. Construida en el siglo XIX y de estilo neogótico, presenta una característica fachada blanca con detalles en piedra volcánica negra.

Jardines frondosos y verdes que rodean un palacio histórico en Sintra, con árboles altos y un cielo parcialmente nublado, mostrando la exuberancia del verano en el Parque Natural de Sintra-Cascais.

Sintra, Cascais y Lisboa | El verde manzana

En el Parque Natural de Sintra-Cascais, el verano se recuerda en verde. Un verde frondoso, casi tropical, que envuelve castillos, palacetes y acantilados con una densidad casi mágica. Este color no solo cubre los jardines de los palacios, sino que se cuela en cada rincón del parque. Es abrumador y, a la vez, refrescante.

Mientras Lisboa, más urbana pero igual de sensorial, también se tiñe de verde en verano: en sus parques, en las vistas desde el Bairro Alto, en las glicinas que trepan por los azulejos. Una escapada que se vive entre la sombra fresca del bosque y la brisa atlántica que sube por las empinadas calles de la ciudad.

Tip visual: Jardins do Palácio da Pena (Sintra)

“Un bosque de fantasía diseñado por un rey” Con esta introducción se presenta la máxima expresión del estilo romántico de la realeza portuguesa del siglo XIX. El parque de 200 hectáreas, con una densa y variada vegetación, tiene detrás un diseño pensado en el encaje perfecto con el entorno. Durante este paseo se pueden apreciar los antiguos dominios de estilo romántico inglés, con sus jardines, estanques habitados por cisnes, invernaderos y plantaciones de camelias, azaleas y helechos. La exuberancia de este enclave resulta hipnotizante, haciendo que el esfuerzo necesario para ascender por los intrincados caminos empedrados sea casi imperceptible.

Tip visual: Pomme Eatery

Este restaurante que abrió sus puertas en 2023 ya atrae desde la calle por su fachada. Lo mejor es cuando te sientas en su espacio colorista, por la presencia del verde manzana de su decoración estudiada y envolvente.La carta tiene una propuesta muy actual de la que recomendamos el pulpo laminado estilo carpaccio, el filete de Kiev, los espaguetis al pesto y los vinos ecológicos. Una ocasión para deleitar al paladar y la vista.

Calle empedrada de un pueblo costero croata al atardecer, con fachadas en tonos coral y toldos rojos, reflejando la luz cálida y dorada que define el verano en la región.

Croacia | Dorado de atardecer y rojo coral

Un país de mil islas y una costa que parece no tener fin. De norte a sur, Croacia se despliega como una postal viva, donde cada rincón parece detenido en la hora dorada. Si algo define el verano en este país, es esa luz cálida del atardecer que envuelve la piedra, el agua y el aire con una calma serena.

Pero no todo es suave. Junto al dorado aparece el rojo coral: vibrante, vital. El de las fachadas que arden con la última luz del día, el de los toldos en los puertos pesqueros, el de una fruta abierta bajo el sol. Croacia, entre el contraste y la intensidad, logra un equilibrio perfecto entre el sosiego dorado del final del día y la energía encendida que late en sus calles, su comida y su mar.

Aquí el color no adorna: forma parte del viaje. Y cada puesta de sol o zambullida se queda grabada como una escena en technicolor.

Tip visual: Bistro Frutarija (Isla de Vis)

Bistro a pie de mar. Desayunar, hacer un brunch, tomar el aperitivo, comer, merendar y cenar son las opciones que presta este encantador lugar. Todo al aire libre, pero si quieres aislarte del jaleo de las mesas, un par de bancos aguardan tras su muro para tomar una copa mientras miras el agua cristalina. Aquí sí que se para el tiempo.

Tip visual: Trg Republike “Prokurative” (Split)

La plaza de la República. Una gran plaza situada al oeste de Marmontova. Construida en el siglo XIX y de estilo italiano-veneciano, tiene características similares con la plaza veneciana de San Marcos. Está rodeada de arquitectura neo-renacentista, colores rosas, terracotas y verdes, ventanas en forma de arco con relieves. No es una plaza cerrada, sino que en su parte sur está abierta al mar, mirando al puerto, lo que le da más grandeza y unas vistas preciosas. Numerosos eventos y festivales culturales se celebran en esta plaza y zona de encuentro de los residentes de Split.

Fachadas de edificios en tonos rosas suaves a lo largo de un canal en Copenhague, con pequeñas embarcaciones en el agua y cielo despejado, representando el color rosa del verano en la ciudad.

Copenhague | El rosa que late en verano

En verano, Copenhague se vuelve ligera. El cielo se estira más allá de las 10 de la noche, los canales se llenan de reflejos y la ciudad entera parece respirar más despacio. Si hay un color que define esta estación en la capital danesa, es el rosa: suave, brillante, efímero como una burbuja.

Es el rosa que tiñe el cielo en el atardecer sobre Nyhavn, el de los parques en flor, el de las bicicletas que cruzan puentes con ritmo de verano. Es un rosa que no es cursi, sino fresco; que aparece en los detalles de las fachadas, en los escaparates cuidados, en un cóctel servido a orillas del agua.

En Copenhague, el rosa no es solo un color, es una actitud: la de disfrutar lo cotidiano con calma, con diseño, con una cierta ligereza escandinava que lo hace todo más amable. Aquí, el verano es suave al tacto y rosa a la vista.

Tip visual: Palads Teatret

Este edificio tan singular, colorista y llamativo, conocido como Palads, es un cine de 17 salas, en funcionamiento desde 1912 y está gestionado por Nordisk Film. Sin embargo su mención aquí se debe principalmente a su exterior, a su llamativa estética, que rompen con la gama cromática clara y neutra de la ciudad y a su antigüedad, ya que fue la primera estación de tren de CPH. No podrás no sucumbir a unas cuantas fotografías de su arquitectura desde distintas perspectivas.

Tip visual: La Banchina Café y Sauna 

Ubicado en Christianshavn y alejado del centro, este lugar ideal para comer y bañarte cuenta también con sauna. En verano, tomarse un vino con los pies metidos en el agua en el muelle de madera puede ser el culmen del hygge. El restaurante está abierto todo el año, la sauna solo en época invernal.

Vista del paseo marítimo de San Juan de Luz con sombrillas rojas, verdes y azules sobre la playa, edificios con fachadas tradicionales vascas y el mar Atlántico de fondo, mostrando la paleta de colores del verano en este destino.

San Juan de Luz | El tricolor del verano

San Juan de Luz es un destino donde el tiempo se mide al ritmo del mar y las montañas que la rodean. En verano, la ciudad se llena de vida con una paleta única: rojo burdeos, verde botella y azul marino, que se entrelazan en fachadas, ventanas, calles empedradas, sombrillas y cambiadores, creando un paisaje vibrante y lleno de personalidad.

Este tricolor no solo decora las calles y la arena de la playa —que se viste con rayas en estos tonos tan característicos de la costa atlántica francesa—, sino que también narra la historia de un pueblo de corsarios y pescadores que hoy invita a recorrer su bahía, relajarse en sus playas y disfrutar de su exquisita gastronomía.

En cada rincón, el rojo intenso de los ventanales, el verde profundo de los jardines y el azul del océano conforman una atmósfera marítima, fresca y acogedora, ideal para un verano de tranquilidad y descubrimiento.

Alrededor de San Juan de Luz, otras tres joyas del País Vasco francés comparten esa armonía visual y veraniega. Biarritz, con su elegancia señorial y sus palacetes mirando al mar, también viste de rojo burdeos, verde botella y azul profundo en sus toldos de playa y casetas rayadas. Guéthary, más discreta pero llena de encanto, mezcla surf y arquitectura vasca entre pequeñas casas blancas con contraventanas de colores intensos que replican la misma paleta costera. Y Bayona, con su alma más urbana y festiva, extiende el rojo y el verde por sus fachadas tradicionales y mercados al aire libre. Todas ellas, junto a San Juan, construyen un mapa de verano donde los colores no solo se ven: se viven.

Tip visual: Buvette de la Halle

Desde 1937, otro de los restaurantes emblemáticos de la ciudad es este, situado en un extremo del mercado con acceso al Boulevard. La pizarra, desde la que se canta el menú, es su manera de decir “aquí se come bien”. Su decoración, que no ha cambiado desde su inauguración, nos desvela un local atemporal, con maderas, bancos y mesas que pertenecieron a un antiguo tren. Fuera, la estupenda terraza, con mucha disposición de mesas y sillas de metal patinado en rojo, deleita con su gastronomía a locales y viajeros. Abierto todos los días del año, su carta ofrece una muy apetecible variedad de platos vascos, ensaladas naturales, sardinas a la brasas y otros pescados, mejillones, gambas, etc. En verano acude a comer o cenar pronto, si no quieres quedarte con las ganas de probar este lugar que destaca por su autenticidad.

Tip visual: La Grand Plage du Biarritz

Una imagen vale más que mil palabras: si cierras los ojos, puedes sentir el bullicio propio de los años 20 y visualizar los trajes de baño de aquella época; si los abres, esa estampa continúa, adaptada al tiempo, pero con la presencia de sombrillas de colores primarios vibrantes y, una vez más, los icónicos cambiadores de rayas en hilera, cerca del paseo marítimo.

Este verano, viaja con los ojos bien abiertos y llévate un color. Uno que, al volver a casa, aparezca sin avisar en tu memoria como una sensación cálida, nítida y única.

Estos cinco destinos están hechos para quedarse grabados.

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