Qué hacer en París en 3 días: itinerario local por Le Marais, Saint-Germain y más distritos

Un recorrido distinto por París: itinerario de 2-3 días entre Le Marais, Saint-Germain y otros distritos para descubrir cafés y restaurantes locales, tiendas con esencia parisina y rincones donde la vida mantiene su aire cotidiano.

París es inabarcable en un solo viaje. La ciudad de la luz deslumbra con sus monumentos universales —la Torre Eiffel, el Louvre, Notre-Dame, los Campos Elíseos, el Campo de Marte, el Jardín de las Tullerías o el majestuoso Palais Garnier—, pero detrás de esos iconos que todos reconocemos incluso antes de llegar, late también un ritmo en el que la vida mantiene su aire cotidiano, auténtico y profundamente parisino.

En este artículo te proponemos una escapada de fin de semana en París, en el corazón de Francia, pensada para quienes buscan algo más que las visitas imprescindibles: perderse entre las calles estrechas de Le Marais, pasear por los cafés de Saint-Germain, dejarse sorprender en Le Bon Marché, detenerse en mercados y queserías locales y vivir la atmósfera única de los barrios donde todavía se respira la esencia de la ciudad.

Septiembre y octubre son meses perfectos para este recorrido: con temperaturas suaves, menos visitantes y esa luz otoñal que tiñe de dorado la arquitectura bohemia de París. Una ciudad que cautiva no solo por sus monumentos, sino por los pequeños gestos: fachadas que cuentan historias, terrazas orientadas hacia la calle como escenario de la vida cotidiana, esquinas que conservan la energía de décadas pasadas.

Este itinerario invita a viajar observando y disfrutando a través de recomendaciones culturales, gastronómicas y locales que conectan con la verdadera alma de París. Porque París, incluso siendo capital, no solo se visita: se vive.

Puente Pont au Change en París, vistas del Sena, Île de la Cité y la Torre Eiffel a lo lejos.

VISTAS DESDE PONT AU CHANGE

Los distritos de París: una guía breve

París se organiza en 20 distritos o arrondissements, que forman un espiral alrededor del centro de la ciudad. Cada uno tiene su propio carácter, desde los barrios más históricos hasta las zonas más modernas. Para este itinerario de 3 días vamos a centrarnos en cuatro distritos que combinan monumentos imprescindibles con vida local:

*I Distrito (Louvre): corazón geográfico de París, con el Museo del Louvre, el Jardín de las Tullerías, las conocidas Rue Rivoli y Rue St Honoré y la elegante Place Vendôme.
*IV Distrito (Hôtel-de-Ville): epicentro de Le Marais y de la vida parisina, con Notre-Dame, el Ayuntamiento, la Place des Vosges y el Centre Pompidou.
*VI Distrito (Luxembourg): Saint-Germain-des-Prés y el Jardín de Luxemburgo, cafés literarios y un aire bohemio inconfundible.
*IX Distrito (Opéra): dominado por el Palais Garnier y los grandes almacenes como Galeries Lafayette, mezcla de cultura y comercio.

Paseo por el Distrito 1 de París, entre museos, plazas y jardines emblemáticos.

Día 1 – louvre y la ópera

El primer día en París arranca en el I Distrito, el corazón histórico y cultural de la ciudad, y se desplaza hasta el IX Distrito, donde los grandes bulevares, las galerías comerciales y la Ópera Garnier recuerdan la grandeza de la Belle Époque. Es un paseo que combina museos, jardines, plazas icónicas y restaurantes locales que muestran otra forma de comer en París.

El día comienza en Motors Coffee, un café de especialidad con terraza en plena Rue des Halles, donde se respira un ambiente distendido y local. Mesas pequeñas, baristas apasionados y un público joven que combina libros y conversaciones: la postal perfecta para arrancar el día parisino.

Es imposible no mencionar el Museo del Louvre, guardián de obras maestras como la Mona Lisa o la Venus de Milo. Aunque una visita completa podría ocupar días, basta caminar por su patio central y cruzar la Pirámide de vidrio de Pei para sentir el peso de la historia y el arte.

De allí se abre el Jardín de las Tullerías, diseñado por Le Nôtre en el siglo XVII. Pasear entre sus avenidas arboladas, esculturas y fuentes es un respiro antes de seguir hacia la noria de París, instalada dentro del jardín. Una postal puramente francesa.

Después del paseo, llega el momento de comer en París en clave diferente. Muy cerca, Maslow propone una experiencia vegetariana y sostenible con platos creativos como el Courgette Peanut Sauce (calabacín a la brasa con jengibre, encurtido de cacahuete y salsa cremosa de coco y maní) o el Carpaccio de chou rave (colinabo con aceite de oliva negra, praliné de anacardo y menta fresca). La experiencia se completa con una carta de cócteles y postres entre los que destaca el solicitado bucket de choux.

  • Motors Coffee
    7 Rue des Halles

  • Maslow 1er
    14 quai de la Mégisserie

Distrito 1 de París, corazón histórico con el Louvre, los Jardines de las Tullerías y la Ópera Garnier.

La tarde se presta a recorrer algunas de las calles y plazas con más carácter del distrito. La discreta Place des Petits Pères y el elegante Jardín del Palais-Royal invitan a bajar el ritmo, entre galerías cubiertas, tiendas de antigüedades y las célebres columnas de Buren. Muy cerca, la Place Colette abre paso a la animada Rue de Rivoli, mientras que la Rue Saint-Honoré, que conecta el distrito I con el VIII a lo largo de más de dos kilómetros, despliega su faceta más chic.

Aquí conviven boutiques de moda y diseño con espacios gastronómicos de toda la vida, como el histórico Café Verlet. Fundado en 1880, es la casa de café más antigua de París aún en funcionamiento, situada a pocos pasos del Palais Royal y el Louvre. Pioneros en importar cafés de origen único y tés excepcionales, hoy ofrecen más de treinta variedades de café y unas cuarenta de té procedentes de plantaciones de todo el mundo. El local conserva un encanto atemporal: un salón inspirado en los años veinte, con suelos de parquet brillante, espejos, mesas pequeñas y un aroma irresistible de café recién molido. Ideal para una pausa de desayuno, almuerzo o merienda en un ambiente que celebra la tradición parisina del buen café.

A pocos pasos, la boutique Brigitte Tanaka sorprende con objetos bordados y accesorios que reinterpretan los clichés parisinos, elevándolos a piezas delicadas y llenas de humor.

Place Vendôme, plaza clásica de París con la Columna Vendôme en el centro y fachadas neoclásicas rodeadas de tiendas de alta joyería.

Desde aquí, el paseo desemboca en la monumental Columna Vendôme, erigida en bronce para conmemorar las victorias napoleónicas, marca el centro de la plaza que hoy simboliza el lujo parisino. Y se continúa hasta la majestuosa Place de la Concorde, donde el Obelisco de Lúxor centra la perspectiva hacia los Campos Elíseos.

La cena tiene sabor local en MOTA, un bistró de barrio con fachada amarilla descascarillada que delata su pasado como zapatería. Desde fuera ya transmite autenticidad, y dentro sorprende con una carta pequeña pero precisa, con sabores caseros afinados al estilo bistró. Platos que se adaptan a intolerancias de gluten o lactosa según la temporada y una cuidada selección de vinos naturales completan la experiencia. Pocas mesas, ambiente distendido y trato cercano hacen de este lugar un hallazgo para comer en París como un auténtico parisino.

El cierre del día llega con la Ópera Garnier, joya de la Belle Époque diseñada por Charles Garnier en el siglo XIX. Sus dorados, la escalera monumental y el techo pintado por Chagall son testimonio de la grandeza cultural de la ciudad. Muy cerca, el Boulevard Haussmann y la Rue La Fayette llevan hasta las Galeries Lafayette y Printemps, templos comerciales con cúpulas espectaculares que cierran este primer día en París con un aire de elegancia y modernidad.

  • MOTA
    23 Rue Joubert

Restaurante Mota París, antigua zapatería transformada en bistró acogedor con vinos naturales.

FACHADA DEL BISTRÓ MOTA

Qué hacer en el Distrito IV de París: Centre Pompidou, Place des Vosges y cafés literarios.

Día 2 – Hôtel de Ville (Le Marais)

El segundo día en París nos lleva al IV Distrito, donde se concentran algunos de los emblemas más reconocibles de la ciudad: el Hôtel de Ville, sede del Ayuntamiento de París, joya de la arquitectura renacentista francesa, y el cercano Centre Pompidou, epicentro del arte moderno y contemporáneo en Europa. Pero más allá de estos hitos, el distrito revela calles históricas, cafés literarios, galerías y plazas con sabor cotidiano, lo que hace que Le Marais sea uno de los barrios más vibrantes para perderse y no dejar de observar.

El día arranca con dulces y un buen café en ABRA, la pastelería de Tal Spiegel que fusiona pastelería francesa con diseño gráfico. Bajo un espacio inspirado en la Bauhaus con los tres colores primarios —rojo, azul y amarillo—, se descubren creaciones gráficas y atrevidas: desde un Petit Beurramisu hasta un flan de tonka y amapola. La cocina acristalada permite ver a los chefs trabajar mientras la vitrina cambia con propuestas efímeras y viennoiseries que hacen de este un desayuno único en París.

Desde Rue de Rivoli, la Rue du Renard conduce hasta la imponente estructura del Centre Pompidou, con sus tuberías de colores a la vista y su espíritu vanguardista desde 1977. El museo acoge una de las colecciones de arte moderno más importantes del mundo, junto a exposiciones temporales que convierten la visita en un imprescindible cultural en la ciudad.

El aperitivo tiene un sabor literario en La Belle Hortense, un bar-librería que combina vino natural con estanterías repletas de libros. Es el lugar perfecto para detenerse un momento y brindar en este rincón azul del Marais que mantiene vivo el espíritu bohemio del barrio después de 20 años.

Para la comida, nada más parisino que una galette salada en la Crêperie Suzette de Rue des Francs-Bourgeois. Entre galettes de trigo sarraceno y crêpes dulces, este lugar aporta un aire hogareño y cercano, con opciones para celíacos y un ambiente ideal. Es una merecida pausa antes de adentrarse de lleno en el corazón del barrio.

Fachada de Parc du Royal, París
Place des Vosges París, plaza histórica con arcadas, galerías y la casa de Victor Hugo.

La tarde invita a caminar despacio. Primero, Rue du Parc Royal, zona tranquila y residencial con sus fachadas en galerías y arquitectura clásica.

Muy cerca, la Place des Vosges, la más antigua de París, con arcadas simétricas, galerías de arte y la huella de escritores como Victor Hugo. Desde allí, el paseo continúa por Rue de Turenne, coronada por la mítica brasserie Royal Turenne, epicentro de la vida de barrio con sus terrazas siempre animadas.

En esta misma calle aparece White Coffee, una cafetería de estética minimalista y especializada en cafés de especialidad, perfecta para una pausa refinada. Más adelante, casi al final de esta calle, en Rue du Pont aux Choux, como alternativa, se encuentra el encantador Boot Café, con apenas unas mesas y un aire vintage que lo ha convertido en un icono del café parisino por ser pionero del café de especialidad en Le Marais.

Después de ese descanso, llega el momento de perderse en Merci, el concept store de Boulevard Beaumarchais que reúne moda, objetos de diseño, menaje y textiles artesanos. Entre marcas emergentes francesas y piezas con historia, este espacio es un viaje por la creatividad local y un homenaje al buen diseño.

La jornada termina en Brasserie Camille, una dirección clásica del barrio que conserva la autenticidad de las brasseries parisinas de toda la vida, ahora con un toque más actual y reversionado. Aquí, platos como entrecôte grillée, beurre maître d’hôtel, frites maison se sirven en un ambiente cálido, acompañados de postres tradicionales como la mousse au chocolat o la crème brûlée. Una cena que devuelve al visitante al París más genuino y que cierra el día con el bullicio alegre de Le Marais como telón de fondo.

Distrito IV París, calles históricas, librerías y plazas con encanto en Le Marais.
Qué hacer en el Distrito IV de París: Centre Pompidou, Place des Vosges y cafés literarios.
Puente Pont au Change en París, vistas del Sena, Île de la Cité y la Torre Eiffel a lo lejos.
Boulevard Saint-Germain París, cafés míticos como Café de Flore y ambiente literario.

Día 3 – Luxembourg

El tercer día en París nos traslada al VI Distrito, cuna del pensamiento intelectual y del espíritu bohemio, donde cafés literarios, librerías históricas y plazas animadas han sido escenario de generaciones de artistas y filósofos. Es una zona que conserva el encanto de Saint-Germain-des-Prés, entre bulevares con terrazas míticas, iglesias monumentales y los Jardines de Luxemburgo, pulmón verde de la orilla izquierda.

El recorrido comienza cruzando el Pont au Change, uno de los puentes más antiguos sobre el Sena, que ofrece unas de las vistas más fotogénicas: la Île de la Cité en primer plano, la silueta de Notre-Dame y, al fondo, la Torre Eiffel asomando en la distancia. En los meses cálidos, la ribera se convierte en una playa urbana con sombrillas que invitan a descansar frente al río, un respiro insólito en pleno corazón de la capital.

La Île de la Cité es la isla histórica donde nació París, y conserva joyas medievales como la Catedral de Notre-Dame, emblema del gótico francés desde el siglo XII, que hoy avanza en su reconstrucción tras el incendio de 2019. Muy cerca, la Sainte-Chapelle, con sus vitrales del siglo XIII, sumerge al visitante en un espectáculo de color y luz que justifica por sí solo la parada. El paseo desemboca en la Fuente de Saint-Michel, uno de los puntos de encuentro más populares del Barrio Latino, donde la monumental escultura de San Miguel venciendo al dragón se mezcla con el bullicio estudiantil y turístico de la plaza.

A pocos pasos, la Rue Saint-André-des-Arts abre el recorrido por Saint-Germain-des-Prés. Entre cines de autor y pequeñas librerías aparece la Boulangerie Liberté, donde el desayuno adquiere otra dimensión. Esta panadería contemporánea, nacida en 2013, apuesta por la transparencia y el savoir-faire artesanal: panes de masa madre, croissants de mantequilla AOP y tartas elaboradas con ingredientes de proximidad. La estética minimalista de su local y el obrador a la vista convierten cada visita en una celebración del oficio panadero.

Fromagerie Pierre-Alexandre París, quesos artesanales con enfoque en el terroir francés.

El paseo continúa por la animada Rue de Buci, con sus restaurantes y cafés que despliegan mesas hacia la calle como si se tratara de un escenario improvisado. Aquí, entre locales y visitantes que observan la vida pasar, se disfruta de uno de los ambientes más auténticos del distrito.

En esta misma calle se encuentra L’Atlas, una brasserie parisina con terraza siempre animada. Con manteles blancos, velas en las mesas y un servicio atento, es un lugar perfecto para detenerse a comer, entre platos clásicos y una atmósfera de barrio con mucho carácter.

La tarde invita a indagar en tiendas y sabores locales en la Fromagerie Pierre-Alexandre, un espacio joven pero con raíces en el terroir francés. Su propietario, vecino del barrio, selecciona quesos artesanales de granjas locales, entre los que destaca el original Sakura, un queso de cabra perfumado con hoja de cerezo japonés que combina tradición francesa con delicadeza nipona.

Muy cerca, el recorrido se adentra en el Le Bon Marché, el primer gran almacén de París, fundado en 1852 y símbolo del comercio moderno en Europa. Más allá de moda y diseño, es un destino para descubrir propuestas de moda, diseño y gourmet, como la cafetería L’Arbre à Café, que trabaja con cafés de especialidad de comercio directo y biodinámicos, con un fuerte compromiso medioambiental.

El final del día se tiñe de verde en los Jardines de Luxemburgo, uno de los parques más bellos de la ciudad, creados en el siglo XVII por María de Médici. Sus avenidas arboladas, esculturas y la silueta del Palacio del Senado regalan un paseo sereno antes de despedirse de la ciudad. Para cerrar el recorrido, nada más icónico que el Boulevard Saint-Germain, corazón de Saint-Germain-des-Prés, donde cafés legendarios como el Café de Flore mantienen intacto su magnetismo, aunque viralizado en redes sociales, pero con el mismo espíritu literario de antaño.

Distrito 6 de París, Saint-Germain-des-Prés con cafés míticos y bulevares elegantes.

Más allá de un itinerario, lo que se descubre en París es la forma de habitar la ciudad como lo hacen sus propios vecinos: perderse por sus barrios, sentarse en una terraza a observar la vida pasar, probar un café de autor o descubrir una boulangerie artesanal. Porque qué ver en París no son solo monumentos y museos, sino también los gestos cotidianos que hacen de la ciudad un destino inagotable. El mejor consejo es recorrerla con calma, dejando espacio a la improvisación, porque en cada esquina siempre aguarda un hallazgo inesperado.

Y si tu viaje a Francia va más allá de la capital, en Le Periplo hemos preparado también nuestras guías de Burdeos, La Rochelle y San Juan de Luz, tres destinos donde descubrir la riqueza y diversidad del país desde perspectivas muy diferentes, pero con la misma invitación: viajar despacio, con los cinco sentidos abiertos.

Fotografías de Le Periplo